Llevaba tiempo leyendo sobre Cal Newport y su libro ‘Deep work’, y en una visita a una librería encontré ‘Minimalismo digital’ y lo compré. El libro es ameno, un tanto sencillo pero me ha gustado bastante. El tema principal es la manera de afrontar el desafio de vivir en un mundo donde nuestros dispositivos digitales reclaman continuamente nuestra atención. Se enmarca dentro de la corriente crítica con las redes sociales y el resto de aplicaciones que compiten por rellenar cada minuto de nuestra existencia, corriente con la que cada día me siento más identificado.
En la primera parte del libro, titulada ‘Las bases’ nos plantea como los teléfonos inteligentes han cambiado el mundo por completo. El primer iphone tenia como objetivo llevar música en el teléfono para evitar llevar ipod además del teléfono, pero pronto derivó en dispositivos con gran cantidad de aplicaciones que reclaman por completo nuestra atención. Este cambio nos cogió a todos desprevenidos y rapidamente se ha desarrollado una industria que a base de ofrecer productos gratis y supuestamente neutros, lo que realmente están haciendo es generar adicciones a esas aplicaciones para engordar sus ingresos. Estas adicciones a las aplicaciones, cuyo máximo exponente son las redes sociales, no es algo casual ni achacable unicamente a los usuarios de las redes sino que es fomentada de manera premeditada por las compañias responsables de dichas aplicaciones. La solución que plantea el autor es el minimalismo digital: utilizar las tecnologías unicamente con un propósito y no como mero entretenimiento. A continuación propone realizar una cura digital: dejar de utilizar toda tecnología que no sea imprescindible para nuestro trabajo o relaciones personales durante treinta días y luego ir reintroduciéndolas pensando muy bien para qué las vamos a utilizar y si merece realmente la pena volver a utilizarlas.
La segunda parte lleva por título ‘Prácticas’ y plantea una serie de actividades que nos van permitir salir de la adicción a la tecnología dedicando nuestro tiempo y atención a dichas actividades. Estas prácticas son:
- pasar tiempo a solas, teniendo claro que nuestro cerebro necesita descansar de estímulos externos para tomar decisiones y regular emociones.
- evitar caer en la trampa del me gusta de las redes sociales y sustituir la conexión las redes por la conversación con la gente que nos importa de verdad. El autor cita la paradoja de las redes sociales y el libro ‘En defensa de la conversación’ de Sherry Turkle, que también he leido y recomiendo encarecidamente, para corroborar su tesis de los aspectos contrproducentes de las redes sociales.
- defender el tiempo de ocio basado en intereses, evitando que el uso de la tecnología acabe llenando nuestro tiempo por habernos olvidado de nuestras aficiones. Recomienda planificar el tiempo de ocio para evitar caer el el uso lúdico de redes sociales que no nos aportan nada y aprender a realizar tareas manuales.
- unirse a la resistencia de la atención, desinstalando las redes sociales en nuestro smartphone y adoptando un estilo de vida más consciente y deliberado.
El libro me ha gustado mucho y ha sido una lectura amena. Estoy totalmente de acuerdo en la tesis del libro y ha terminado por convencerme de la falta de neutralidad de las redes sociales y he terminado por desinstalar las pocas aplicaciones pasatiempos que quedaban en mi teléfono móvil. En caso de querer utilizar la única red social en que tengo cuenta activa – IG – lo hago en el ordenador, y cuando estoy en un sitio donde tengo que esperar o no tengo nada que hacer prefiero conscientemente dedicarme a observar el mundo que me rodea. Cada vez disfruto más de la fotografía, que creo que es una de las mejores aficiones posibles, e intento delimitar el uso de la tecnología y siempre haciendo uso de ella de manera deliberada.
Vive la résistance!